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?memoria de Manuela Via? (1929-2013)

PUENTE “VIEJO” O “DE PIEDRA” Y ALGUNOS DE LOS MAYORES DESBORDAMIENTOS DEL R? CABE A SU PASO POR MONFORTE DE LEMOS

 

Autor: Felipe Aira Pardo

Fotograf?s: Felipe Aira Pardo

Paseo do malec?

El denominado puente “viejo”, “de piedra”, incluso “medieval” o “principal”, se levanta sobre el r? Cabe a su paso por la milenaria poblaci? de Monforte de Lemos.

Desde sus or?enes y hasta la actualidad, constituy?y constituye un elemento esencial como punto de comunicaci? de la ciudad de Monforte.

 

En la Edad Media era considerado vital para “enlazar” los seculares barrios de Remberde, Abeledos, O Fabeiro, Cobas, parroquias de A Vide, Moreda, Baamorto, etc., con el n?leo monfortino m? habitado,  con las calles Falagueira, R? Vella, Zapater?, A Pena, Herradores, Herreros, Sedeiros, Os Chaos, Pelambres...

 

Siguiendo los datos que se recogen en el trabajo –in?ito hasta la fecha- que realizaron un equipo de investigadores,  sobre “los Caminos a Santiago en la zona sur de Lugo”, y financiado por el Excmo Concello de Monforte de Lemos, el puente en cuesti?, era receptor de “mandas p?s” en el siglo XIII, recibiendo en el a? 1331 una manda para su obra. Se encuadraba en los denominados “de Merced”.

 

Siguiendo los interesantes e in?itos datos del estudio en cuesti?, de estas pr?ticas extendidas por toda Europa, se beneficiaban los puentes que se hallaban sobre caminos de peregrinaci?, pero, tambi?, sobre rutas mercantiles vitales para el abastecimiento de una ciudad o territorio.

 

El “nuestro” cumpl? ambas funciones, pues, una variante de los Caminos a Santiago por la zona sur de Lugo, pasaba y pasa por ? y, a su vez, constitu? y constituye un elemento esencial para el abastecimiento y la vida diaria de la poblaci? del Cabe, como hemos indicado.

 

Siguiendo el estudio, en Galicia, podemos afirmar que eran pocos los que ostentaban esta condici?. Por su condici? de “obra p?”, deb?n estar libres de derechos de tr?sito, aunque, -como se comenta- lo cierto es que, esto se infring? con frecuencia.

 

Monforte de Lemos

En la extraordinaria obra del Doctor en Historia, D. Carlos Rodr?uez Fern?dez, “Colecci? Diplom?ica de S. Vicente del Pino”, se encuentran foros pertenecientes al cenobio benedictino en los que se cita el puente.

 

As? en un foro de fecha 5 de mayo de 1517, se hace referencia al mismo. Se le cita como “de los Pelambres”, debido a que estaba inmediato, y est?  a la antigua r? de los Pelambres, hoy conocida como r? das Hortas.

 

Conserva en su parte inmediata al monasterio de Santa Clara, una serie de signos lapidarios, marcas de canteros, que parecen indicarnos una construcci? que se remonta al rom?ico. No obstante, debemos tener mucho cuidado, pues, puede que las piedras sillares fuesen reutilizadas para hacer el puente, perteneciendo a otras construcciones m? antiguas.

 

El actual puente “viejo” o “de piedra” se levant?en el siglo XVI. Pedro Rodr?uez de Remberde, maestro cantero, otorg?testamento en fecha 29 de junio de 1591. Manifiesta , entre otras cuestiones, que construyera el puente “(...) con los apuntalamientos y condiciones que estaban hechas por el Licenciado Juan Monforte y Pedro Rodr?uez de Estrada(...)”.

 

Aclara que, en un principio, la obra hab? sido adjudicada a Alonso Rodr?uez de Remberde, familiar cercano de Pedro...

La obra del puente fue financiada por el Concello de Monforte, siendo objeto de reclamaci? por parte del referido cantero, ya que, Remberde, recomienda en una de las cl?sulas del testamento, que sus herederos reclamen 1.000 ducados que le deb? el referido Concello.

 

?Por qu?se realiz?la reconstrucci? del puente “viejo” en ese momento?.

Varias son las posibilidades. No pocos piensan que se pudo reconstruir a ra? de la posible destrucci? parcial o casi total del anterior, como consecuencia de los intenso temporales de lluvia que sufri?Galicia durante la segunda parte del siglo XVI*.

Otros opinan que el primitivo puente bien pudiera quedar obsoleto, insuficiente, peque?, para el importante tr?sito que soportaba diariamente, y que cada vez iba a m?.

 

En una “Relaci? Descripci? de los Estados de Lemos” realizada en vida del XI conde de Lemos, (1666-1741), se dice que: “(...)el puente tiene cinco arcos(...)”.

En el “Catastro del Marqu? de Ensenada”, al realizar el inventario correspondiente a la ciudad de Monforte, seg? documento firmado en nuestra villa en fecha 30 de abril de 1753, se dice sobre el puente, llamado “principal”:      “(...)

                         Puentes.

                        Ay la principal situada sobre el r? Cabe la qual divide parte de la villa y corre desde la Plazuela de los Herradores hasta la de las Monjas,  yva a los barrios de S. Antonio y Remberde: Tiene 125 varas de largo y 7 de ancho con ocho ojos grandes y peque?.

                       (...)”

 

Francisco Coello en el plano que realiza de nuestra poblaci? en la segunda mitad del siglo XIX, lo hace constar con seis arcos.

En el “Diccionario de Madoz” se cita, solamente, con cuatro arcos.

Durante el siglo XIX, sufri?reformas que ser?n las que le conllevar?n el ocultamiento de alguno de los arcos que posee.

Asimismo, la construcci? del muro en la margen izquierda del r? Cabe –Paseo do Malec?, d?ada de los a?s 20 del siglo XX-, y ampliaci? del acceso, dio como resultado el taponamiento de algunos arcos que todav? conserva el puente y que est? bajo el actual pavimento.

D. Manuel Dur? Fuentes, lo describe de la siguiente manera:

 

     “(...)

      Tres de sus arcos tienen luces que sobrepasan ligeramente los 11 metros, mientras que el cuarto, o m? pr?imo a la margen derecha, se encuentra aterrado por lo que no se puede medir con exactitud, aunque es muy posible que tenga una luz semejante; su abertura m?ima en la actualidad es de 7?80 m. El espesor de las boquillas es grande con respecto a las luces de los arcos, pues acaba en la clave de algunos de ellos, hasta un metro. Este exceso de altura de la dovelaje permite que en un determinado momento se rebajase  el –trasd?- de dos b?edas en la zona pr?ima a la clave sin problema algunos.

Los tajamanes son apuntados por ambos lados, de planta triangular, con un alzado del v?tice escalonado. El primer escal? que solo existe en los tajamanes de aguas abajo, se produce al aumentar la redondez de la punta del tajam?; el segundo, existente en ambos lados, se produce al ser parcialmente biselado por un plano inclinado; la planta de los tajamanes  pasa a ser trapezoidal, manteni?dose  esta secci? hasta alcanzar la rasante de la calzada donde se forman unos peque?s –apartadoiros-.

 

Uno de los tajamanes – el primero por la izquierda- se encuentra fuera del lecho, en contacto con los muros de contenci? de acceso, confirmando  la existencia de las otras b?edas actualmente ocultas y embutidas en el interior de la obra.

El perfil de la puente tiene un tramo horizontal en la parte central, con ligeras pendientes en los accesos. La calzada tiene un ancho ?il de 3?90 metros y solo posee un and? en el lado de aguas arriba, de 0?75 metros de ancho; est?pavimentado con adoqu?.

El estado de conservaci? es muy bueno, aunque el tr?ico que la cruza introduce factores de perturbaci? que indudablemente lo da?n.

Ser? deseable que en el futuro pr?imo se destinase exclusivamente a uso peatonal.”

 

Hace unos a?s se realizaron obras de perfeccionamiento en la calzada del puente. Se levantaron los adoquines y se hizo la obra necesaria para evitar filtraciones de agua que pudieran afectar a la estructura del mismo. Se repuso el pavimento con adoqu?, adem? de mejor la acera que hab? con anterioridad a las obras.

Igualmente, se acondicion?parte del acceso al mismo, desde la popularmente conocida, Praza das Monxas, con la pavimentaci? por medio de adoquines.

 

*ALGUNOS DE LOS MAYORES DESBORDAMIENTOS DEL R? CABE A SU PASO POR LA POBLACI? DE MONFORTE.

 

*Tenemos noticia de los fuertes y devastadores temporales de agua que sufri?Galicia durante el siglo XVI.

Acerc?donos m? a nuestro tiempo, podemos decir que, seg? diversa documentaci? manejada, durante el siglo XIX, tuvieron lugar fuertes temporales de agua. Por poner un ejemplo, podemos citar que en el a? 1883, se registraron varios temporales de agua y vientos huracanados que derribaron numerosos ?boles. Uno de ellos, por desgracia, cay?sobre la antigua capilla o ermita de “Nuestra Se?ra do Campo” o “da Virxe”. Seg? cr?icas y publicaciones de aquel a?, el edificio religioso qued?sin techumbre y, en poco tiempo, se vio totalmente arruinado, pese a los requerimientos de muchos, much?imos vecinos que solicitaron al Concello que fuese reparado el mal.

 

Ya en el siglo XX, el mayor desbordamiento que se registr?en el Cabe a su paso por la poblaci?, se produjo en el a? 1909. Este hecho desgraciado coincidi?con la Nochevieja y Navidad. Seg? los datos oficiales que hemos manejado, se habla de que el cauce del Cabe se elev?cuatro metros sobre el suelo y aneg?las barriadas monfortinas de Ramberde, Carude, Cobas, etc. Caus?victimas y un elevado n?ero de p?didas materiales. Las aguas arrastraron todo lo que encontraron a su paso. Muebles, reses, carros, etc. El puente sufri?algunos deterioros que fueron subsanados r?idamente.

 

Esta riada del a? 1909, est?todav? en las mentes de las personas octogenarias y nonagenarias, que nos relatan como sus padres y abuelos, hablaban, d?adas despu?, todav? con miedo, de este terrible y demoledor suceso.

La inundaci? acontecida en Monforte de Lemos, tuvo un fuerte impacto en toda Galicia. Las fotos que se conservan son muy explicativas de la importancia que tuvo el desbordamiento del Cabe.

 

A ponte vella

Vinieron otros desbordamientos, tambi? muy destacables. El producido en el a? 1939, tambi? en el mes de diciembre, causo da?s importantes a su paso por la ciudad. En el a? 1959, vuelve a producirse otra inundaci?, muy comentada por los monfortinos que la vivieron “in situ”.

 

Otras menores en su intensidad, se produjeron en 1918, 1920, y a?s intermedios de esta d?ada, as?como en 1968 y finales de la d?ada de los 70.

Sin ninguna duda, la construcci? de la presa de Vilasouto, hizo disminuir, considerablemente, las crecidas del Cabe.

Ahora, nosotros tenemos en nuestra memoria la producida en diciembre del a? 2000.

Autor: Felipe Aira Pardo

Fotograf?s: Felipe Aira Pardo