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Galicia espallada

Unha recolleita da cultura galega

Literatura, historia, arte, música, gastronomía, galeguismo, tradicións, lendas, costumes, emigración

?memoria de Manuela Via? (1929-2013)

Dionisia L?ez Amado, "la gallega de la zona norte", aqu?en el sur

Algunas veces hemos visitado la que deber? ser la casa de todos los gallegos de izquierda, la Federaci? de Asociaciones ( o Sociedades seg? su nombre hist?ico ) Gallegas y ah?nos encontramos con numerosas personalidades que hacen de su vida un compromiso como el premio Nobel de la Paz, Adolfo P?ez Esquivel, descendiente de gallegos o el talentoso cantante Ignacio Copani. Entre ellos tambi? algunas Madres de Plaza de Mayo, o Madres de la Patria como preferimos decir, como Nora Corti?s o la recientemente fallecida Dionisia L?ez Amado, la gallega de zona norte, como la apodaban. Ellas ofrendaron sus hijos y sus vidas al Altar de la Libertad, todav? por conseguir. A la gallega, nuestro m? profundo reconocimiento: gracias por ennoblecer nuestra sangre.

Algunas repercusiones en la prensa:

Se nos fue la gallega de la zona norte.  Fuente: https://es.wordpress.com/tag/dionisia-lopez-amado/

Hace un rato recib?la triste noticia de una vida que se apag? Dionisia L?ez Amado, una de las emblem?icas Madres de Plaza de Mayo.

“La Gallega de Zona Norte”, como sol?n llamar a esta gran mujer, lleg?a la Argentina desde su Galicia natal en los a?s 50 junto a su marido y a su hijo de 5 meses. Durante la cruel dictadura militar argentina su hijo y su nuera fueron “desaparecidos”, y tras buscarlos incesantemente por comisar?s, Campo de Mayo… no logr?encontrar su rastro. Fue entonces cuando se implic?de lleno en una lucha incesante desde las Madres de Plaza de Mayo.

Tuve la suerte de verla en persona en un par de ocasiones, con su expresivo rostro y su pa?elo blanco (s?bolo de la lucha de “las Madres”), me pareci?de una lucidez brillante, un aut?tico ejemplo de lucha y dignidad.
 

La conoc?en una charla que dio sobre derechos humanos y la dictadura, junto a su compa?ra de “Madres” Laura Bonaparte. Recuerdo la pasi? con la que hablaba de su hijo y su nuera y de c?o nos conmocionamos los all?presentes con sus vivencias (Por ser un poco gr?ica, estuve casi toda la charla con la carne de gallina). De aquella tarde en la Agrupaci? socialista de Buenos Aires hace poco m? de un a? se me quedaron grabadas fijamente dos ideas:

Que la palabra “desaparecidos”, tan nombrada en los contextos de las dictaduras, es una muy perversa expresi?. Parece que lo deja como al azar, impune, sin responsable alguno… y no es tal, sino que es rapto, secuestro, privaci? de la libertad y en muchos casos privaci? de lo m? b?ico que es la vida.

La segunda idea que se me quedo marcada, fue una met?ora tan hermosa como dolorosa que dec? que “la dictadura para el pa? hab? supuesto como extraerle la savia a un ?bol”. Es decir, exprimirle la vida, aniquilar a las personas m? comprometidas con una sociedad m? justa, porque no fueron “30.000 desapariciones al azar”, fueron personas que estaban dispuestas a luchar por un pa? mejor. Esta segunda reflexi? me hizo pensar mucho y ver que explica muchas cosas de la situaci? actual del pa?.

La siguiente ocasi? que coincid?con esta ejemplar mujer fue en una charla hace poco m? de medio a? en la delegaci? de la Xunta de Galicia de Buenos Aires. En esta ocasi? la tem?ica era sensibilizaci? contra violencia de g?ero -sobre c?o afecta a las mujeres espa?las residentes en el exterior- en la que entre otros ponentes contamos con la presencia de Pedro Zerolo. En aquel acto ella asisti?entre el p?lico, pues era, seg? los que la conocieron bien, una mujer muy comprometida con las causas justas y siempre dispuesta a acudir cuando la llamaban a colaborar con entidades en defensa de los derechos humanos. Tuve el placer de poder estar hablando con ella y a sus 80 a?s me pareci?sorprendente su lucidez, la gran curiosidad que ten? y la atenci? con la que escuchaba.

Es por esto que quiero honrar su recuerdo y dar un sentido p?ame a sus seres queridos por la p?dida de este ejemplo de dignidad.


29 Nov 2008

Vicente RomeroSe nos va 'La gallega de la zona norte'

por Vicente Romero el 29 Nov 2008 | Fuente: https://blogs.rtve.es/tags/dionisia-lopez

Dionisia L?ez Amado agoniza en la cama de un hospital bonaerense. Esta espa?la madre de Plaza de Mayo, se nos va tras haber luchado incansablemente durante m? de treinta a?s por la memoria de su hijo desaparecido y contra la impunidad de su asesinos. Apodada ‘Niza’ por sus amigas y conocida como ‘la gallega de la zona norte’, supo ganarse el respeto de todos por su car?ter ind?ito, su serenidad y su valent?, cuando tuvo que echarse a la calle desafiando a la dictadura militar junto a otras madres de detenidos pol?icos, cuyo rastro se perdi?en las mazmorras castrenses.

Dionisia hab? emigrado de la Galicia m?era y aterrada de nuestra posguerra, en 1952, con su marido y su hijo de cinco meses. Lo cri? en Argentina y lo perdi?24 a?s despu?, secuestrado junto a su esposa por los verdugos de la Junta Militar. Dionisia lo reclam?en comisar?s y cuarteles, infructuosamente. Despu?, a lo largo de los a?s, nunca ha dejado de exigir verdad y justicia. La conoc?en los momentos m? duros del terror militar y desarrollamos un profundo cari?. La ?tima vez que la vi fue en mayo, en la feria del libro de Buenos Aires, cuando Baltasar Garz? y yo le firmamos un ejemplar de ‘El alma de los verdugos’. Un trabajo que le est?dedicado junto a Chicha Mariani, Elsa Pav?, Matilde Art? (Sacha), Cecilia Vi?s y Mirta Baravalle que, como Dionisia dieron generosas lecciones de dignidad y coraje. Dionisia L?ez Amado

En 2006, cuando rodamos el documental ‘La m?uina de matar’ (est? colgado en la web, dentro de ‘En Portada’) ‘la gallega’ recordaba el terror de la dictadura con estas palabras: “Aquellos a?s se viv?n con miedo a la noche, terror a la noche. Se escuchaban los tiros y carreras en la calle... era un bum bum constante en el coraz?. Am? del sufrimiento, porque un hijo es irreemplazable; puede haber 20, pero cada uno es irreemplazable. El terror fue muy grande. Y mucha gente fue muda, ciega y sorda por miedo tambi?. Pudieron haber hecho m? cosas, pero no hicieron nada porque el miedo era muy grande.”

Dionisia repet? siempre que en su coraz? no hab? odio. Que no quer? venganza y s?o necesitaba justicia. Lo dec? orgullosa de no ser como sus enemigos. Ahora se est?muriendo con m? dignidad de la que jam? tuvieron los asesinos castrenses que destrozaron su vida. Se ir?sin saber qu?fue de su hijo y su nuera. Pero no derrotada, porque su voz, su fuerza y su perseverancia contribuyeron primero a la derrota de la dictadura y, finalmente, a acabar con la impunidad de los genocidas uniformados. Para enterrarla tendr? que ponerle el pa?elo blanco, con el nombre de su hijo desaparecido bordado, con que tantos centenares de jueves desfil?en la Plaza de Mayo.